Una palabra de adiós,
y mil rayos de vida,
es mi recuerdo,
de aquello que no acabó.
Tu que vives de la vida,
sin tener a nadie que te mire,
tu que ni me dijiste adiós,
ni todavía lo has hecho.
Ese océano de azules,
y esos barcos que resisten,
aguantan a flote,
aunque nadie les dijo adiós.
Estas en lo más profundo,
del mar,
estas en lo más profundo de mi vida,
de mi corazón azul.
Y esas palabras que perdieron su sentido,
hace tanto,
a ti te parecen tu tesoro,
y se hundirán contigo, tu tesoro.
Yo también aguanto,
aunque a veces,
siento el agua sobre mí,
y sólo necesito,
una palabra de adiós,
serán mis mil rayos de vida.